Editorial

Crisis de las Isapres y la insuficiente propuesta aprobada en ley de reajuste

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El Congreso despachó este jueves la ley de reajuste del sector público, y con ello también la solución propuesta por el Ejecutivo para compensar la caída de ingresos como resultado del fallo GES, que de acuerdo a lo estimado por el comité de expertos convocado por la comisión de Salud del Senado sería de 12,7% mensual a partir de enero próximo, caída a todas luces imposible de cubrir por ninguna de las isapres del mercado.

Dicha norma está lejos de “estabilizar” al sistema de salud privado. Así lo señalaron varios actores en distintos espacios: los prestadores privados preocupados por sus crecientes e inminentes cuentas por cobrar, los médicos en una situación similar, las mismas isapres tanto a nivel gremial como individual en cartas al Congreso o bien a sus afiliados, entre otros. Incluso el mismo Gobierno, quien declaró insistentemente en la tramitación que estaban conscientes que esta medida resultaba insuficiente y que era más bien “una medida de mitigación mientras se aprueba la ley corta”.

Enero será clave para lograr contener una crisis inminente en el sistema de salud, agilizando la tramitación de la ley corta.

Incluso en el escenario que el Gobierno tuviera razón, preocupan al menos dos cosas. La primera es que no obstante el compromiso adquirido por el Ejecutivo en un protocolo firmado en la Cámara de Diputados de aprobar la ley corta a más tardar en abril de 2024, la aplicación del fallo GES comenzará a ver sus efectos en enero, y dicha norma en trámite no considera potenciales fuentes adicionales de ingresos hasta varios meses después de su aplicación. Y lo segundo, y de mayor relevancia, es que según lo han señalado expertos de todos los sectores, la ley corta (en su estado actual, incluso con las indicaciones presentadas por el Ejecutivo) está también lejos de cumplir el objetivo original de implementar el fallo por tabla de factores asegurando la continuidad en coberturas y tratamientos de los beneficiarios, pudiendo incluso generar una crisis sistémica.

Enero será clave para lograr contener una crisis inminente en el sistema de salud, agilizando la tramitación de la ley corta y esperando aunar voluntades para enmendar su contenido.

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